Un vino con la intención de permitir la reaparición de una antigua variedad del Duero, casi extinguida. El año de 2017 fue bastante caluroso y seco, forzando la anticipación de la vendimia a fechas nunca recordadas en la región del Duero. Un invierno poco lluvioso y una primavera suave permitieron que el ciclo vegetativo de la vid comenzara antes de lo habitual. La lluvia fue muy escasa durante todo el ciclo vegetativo, lo que provocó un estrés hídrico moderado y la consiguiente adaptación natural de las vides a las duras condiciones. En general, 2017 fue un año bastante desafiante para los equipos de viticultura y enología, cuyas decisiones determinaron los niveles de frescura y acidez natural de los vinos. 2017 será recordado como un año de vinos excepcionales.

Vinificación

Uvas con despalillado total seguido de estrujado en atmósfera inerte, con el fin de preservar el potencial aromático de las uvas. La fermentación del vino tuvo lugar en un depósito de acero inoxidable a una temperatura de entre 16ºC y 18ºC. Dentro del depósito de acero inoxidable tuvo lugar el proceso de bâtonnage durante dos meses. Ligero encolado y filtración hermética antes del embotellado.