Las uvas se recogen en el momento ideal de maduración. Vendimiadas a mano, se envían a la bodega donde se someten a una cuidadosa selección, se despalillan y se estrujan. Tras 24 horas de decantación estática en frío, el mosto se trasiega y se inocula con levaduras seleccionadas que realizan la fermentación alcohólica a una temperatura controlada de 15ºC durante aproximadamente 2 semanas. Al final de esta primera fermentación, se obtiene el vino base del espumoso, relativamente neutro en aromas y con una acidez destacada.

En la segunda fase, se sigue el método "Tradicional" o "Clásico", que consiste en una segunda fermentación del vino base dentro de la botella, durante aproximadamente 2 meses las levaduras transforman el azúcar en alcohol y como consecuencia liberan gas carbónico, dando lugar al "perlage" (burbujas) del vino espumoso. A continuación, el vino espumoso pasa por un proceso de autolisis y envejecimiento que dura unos 24 meses en bodega, finalizando con la eliminación de impurezas (lías) mediante "remuage" manual y "degüelle" mecánico.