Los 50 Momentos Más Ridículos de los Esnobistas del Vino

1. El Uso excesivo de Términos Incomprensibles

Desde palabras como "astringencia" hasta "floración," algunos esnobistas del vino parecen hablar en un idioma completamente diferente al resto de nosotros.

2. Despreciar los Vinos Populares

¿Quién dijo que solo los vinos caros son buenos? Algunos esnobistas del vino no pueden resistir menospreciar las opciones populares y accesibles.

3. La Mirada de Desdén ante Copas no Tan Finas

Una copa no tan cara no tiene por qué arruinar la experiencia. Sin embargo, para algunos esnobistas del vino, la copa es tan importante como el propio vino.

4. Juzgar a otros por Sus Preferencias de Vino

Si prefieres un buen vaso de rosado a un tinto robusto, algunos esnobistas del vino te mirarán con desaprobación. ¡Pero no dejes que te afecte!

5. El Arte de "Airear" el Vino

¿Quién necesita un decantador de vino caro cuando puedes simplemente verterlo en una jarra y agitarlo un poco? Los esnobistas del vino, por supuesto.

6. La Obsesión con las Notas de Cata

¿Realmente puedes detectar esos matices sutiles de frambuesa y cuero en tu vino? Algunos esnobistas del vino lo creen firmemente, incluso si el resto de nosotros simplemente disfrutamos el sabor.

7. Argumentar sobre la Mejor Región Vitivinícola

Para algunos esnobistas del vino, solo una región en particular produce los vinos más sublimes. ¡Pero la diversidad es la verdadera belleza del mundo del vino!

8. Desestimar los Maridajes "Incorrectos"

¡La regla de "vino tinto con carne y blanco con pescado" es sagrada para algunos esnobistas del vino! Pero en realidad, ¡la mejor combinación es la que disfrutas!

9. Presumir de sus colecciones de vino

¿Qué es un esnobista del vino sin una bodega llena de botellas raras y caras? ¡Pero no te preocupes, la calidad del vino no se mide por su precio!

10. La Devoción Ciega a las Puntuaciones de Parker

Puede que algunos esnobistas del vino no toquen un vino si no tiene una puntuación de 90 o más según Robert Parker. Pero recuerda, ¡la mejor puntuación es la que le das tú mismo!